CHARLISTA: BENJAMIN SASSO
Podemos estar seguros que cuando nos arrepentimos de corazón Dios siempre va a recibirnos con los brazos abiertos, un ejemplo para explicarlo es la parábola del hijo pródigo. En esta parábola hay un personaje que no se le da mucha importancia y es el hermano celoso y muchas veces nosotros como cristianos nos hemos parecido en el algún momento de nuestras vidas.